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Cómo sobrevivir al verano sin hacerse el harakiri.

By 19:32 ,


El verano, esa estación del año esperada por muchos para disfrutar las ansiadas vacaciones y desconectar. Alejarnos del mundanal ruido y cambiar de actividad, tratando de recargar pilas y realizar todas aquellas cosas a las que no podemos dedicarnos el resto del año por falta de tiempo.
Pero...
No siempre logramos nuestros objetivos. Muchas veces volvemos a casa más cansados y con más estrés del que teníamos, con 4 ó 5 kilos de más, odiando a suegra y cuñadas, jurando en arameo que no volveremos a coger un vuelo low cost que nos pierda las maletas y deseando descansar de lo insufribles que han resultado nuestras vacaciones.



Por otra parte, la estadística dice que el verano es la época del año con más separaciones matrimoniales.
Al llegar septiembre, algunos matrimonios consolidados, no son capaces de superar la prueba de la convivencia a tiempo completo que las vacaciones estivales llevan aparejada.
24 horas al día pegados, los problemas que una pareja tiene se hacen más grandes, toman una dimensión mayor y, a veces, la convivencia se hace insoportable.
Si no hay diálogo, si no hay pasión, si hay rutina, vulgaridad, falta de proyectos en común, indiferencia...
A eso le sumamos la ayuda inestimable de la suegra, las cuñadas, el cuñado insoportable que se cree gracioso, el calor, la falta de intimidad...
Caldo de cultivo para que la bomba estalle y al llegar septiembre muchas parejas tomen la dura decisión de cortar por lo sano y seguir caminos separados.




Nos organizamos mal y no elaboramos una pequeña lista ( el planning de toda la vida...) que aunque parezca una tontería, puede resultarnos de gran ayuda.
Igual que cuándo vamos al súper nos llevamos apuntado lo que necesitamos... al comenzar las vacaciones debemos anotar lo que queremos conseguir, buscar, leer, comprar, hacer, visitar...
Y, salvo por causa de fuerza mayor ( entre las que no se incluyen que a tu suegra no le apetezca...) intentar por todos los medios cumplir nuestros objetivos vacacionales.
De este modo, cuándo regresemos a casa, habremos logrado la gran mayoría de cosas que nos habíamos propuesto, seguro!!!





Cualquier lugar es bueno para descansar y desconectar de la actividad cotidiana. No necesitamos realizar grandes viajes ni cruceros por el Adriático para volver a casa con sensación de relax y felicidad.
Ahora que están más de moda que nunca las casa rurales, los lugares alejados del mundanal ruido, los pequeños pueblos de interior con encanto, en los que, además de poder perdernos por sus bosques y senderos, nos dejan la mente limpia. Nos permiten leer, descansar, disfrutar de la buena gastronomía, de un buen vino, charlar con los lugareños, aprender cosas, tomar el sol tranquilamente, bañarnos en ríos o preciosas piscinas rurales, con mucho encanto. Disfrutar de las vistas, de los animales y la naturaleza... volver a lo simple y sencillo.






Lo que es seguro que nos pondrá los nervios de punta y hará que deseemos "la vuelta al cole" y al trabajo, es el veraneo en Torrevieja, La manga del Mar Menor o similares localidades costeras atiborradas de bañistas deseosos de ocupar la primera línea de playa con sus hamacas, sombrillas, mesas playeras, cometas, palas y demás aperos... 
Playa atiborrada de gente, sombrilla clavada en quinta línea de playa, niños salpicando arena y gritando, cola en el súper, cola en la frutería, cola en la carretera, cola en el chiringuito, cola hasta para moverse por las aceras... 
La cuñada separada con sus churumbeles a cuestas, la vecina del cuarto con su pareo que se pone en junio y se quita en septiembre...
El chiquillo del segundo escuchando reggaeton a todo trapo obligándonos a llevar tapones.
Mejor me quedo en casita con mi granizado de café, el aire acondicionado a tope y un buen libro entre las manos.





No debemos olvidar a la hora de sentirnos bien con nosotros mismos y regresar a casa felices, que los excesos vacacionales no son buenos.
Ya se sabe que el verano es para disfrutar, pero no hace falta comer como si no hubiese un mañana.
Eso de : "los kilitos del verano"... No tiene justificación alguna. 
Si nos excedemos con una paella, una tarta y dos copichuelas... Pues ensaladita y paseo por el campo o playa y mucha agua. Hidrata y elimina toxinas. 
Se trata de mantener el equilibrio y ser racionales, de no volver a casa con ganas de que llegue el frío para ponernos el abrigo y tapar ese cinturón de grasa que, seguro, al llegar Diciembre seguirá en el mismo sitio... 
Prudencia, equilibrio, ejercicio, agua... no hay más.




Leer nos permite viajar a lugares lejanos sin movernos de la hamaca o el sofá. Aumenta nuestra riqueza de vocabulario, relaja, nos hace más sabios, nos enriquece y ... todo son ventajas.
No hace falta elegir como lectura áridos tratados. Basta con que seleccionemos lo que más va con nuestros gustos, lo que más nos apetece en ese momento. 
Hay preciosas novelas e infinitos temas y autores. Casi todos, menos Belén Esteban, nos beneficiarán y aportarán cosas buenas y darán bienestar.




Las vacaciones son también el mejor momento para pensar, reflexionar, valorar...
Para encontrarnos con nosotros mismos.
Debemos reservar algún tiempo para estar a solas, darnos algún capricho, por sencillo que sea, que nos haga sentirnos bien y especiales.
Cada persona es única e irrepetible y a veces necesitamos recordarnos a nosotros mismos lo " estupendos" y "maravillosos" que somos, ir a la pelu y ponernos guapos, disfrutar de un masaje con chocolate, de una sesión de manicura o spa, ponernos nuestra música a solas, sin que nadie nos moleste y servirnos un vinito fresco...
Pequeños placeres que no se escriben en los grandes libros de historia, pero nos dan la felicidad.
Lo que cuenta, es ir sumando momentos buenos, placenteros, felices...
Y tirando a la basura los malos.




Aprovechar el tiempo de descanso para alejar de nuestras vidas aquello que nos estorba, nos impide avanzar y nos tiene anquilosados.
A veces la rutina del invierno y la vida diaria no dejan tiempo para pensar y hacer esa "limpieza" tan necesaria en nuestras vidas.
Cosas y personas que nos perjudican y deseamos lejos... pues lejos. Bye- bye.
Con menos peso en nuestras mochilas nos sentiremos más ligeros y volveremos a casa felices y con las ideas bien claras, dando por bien empleado nuestro descanso estival.




En resumen... hagamos un pequeño planning de lo que queremos que sean nuestras vacaciones, de lo que queremos hacer y pensemos cómo queremos que sea nuestro regreso a casa.
Intentemos buscar momentos para nosotros solos, otros para disfrutar en pareja, si la tenemos, y con amigos. Dónde la risa, el aire libre y el sol predominen y nos recarguen las pilas.
Huyamos de discusiones y conflictos ( suegros, cuñados y demás familia...)
Huyamos de localidades costeras atiborradas que rebosan vulgaridad por todos lados.
El aire libre, el sol, los paseos, la buena lectura, el cuidado personal, los pequeños caprichos y placeres...
Harán que nuestra vuelta a la rutina sea tranquila, relajada. Que guardemos un magnífico recuerdo de estos días de descanso y que nuestro cuerpo haya resistido la prueba de fuego que las vacaciones suponen para muchos.
Sobreviviremos sin hacernos el harakiri. Seguro!!!

                                                                
                                                                        Efecto Pasillo: "Pan y mantequilla"                              

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2 comentarios

  1. Jajaja me ha encantado lo de las suegras y cuñadas !!!! Tu si que sabes !!!
    Procurare seguir tus consejos . Descansar ! Pero qué hacer con un marido hiperactivo en vacaciones ?? Jajaha

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  2. Eso eso que no venga tanta gente a Torrevieja, que los que vivimos aquí tampoco soportamos el nivel de estrés al que nos someten.

    un saludo.

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