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Cómo atrapar a un mentiroso.

By 21:22 , ,

Mentir, mentir... El arte de ocultar la verdad, tan antiguo como el ser humano.
La mentira va pegada al hombre y forma parte de su naturaleza misma, de su instinto de protección.
Los expertos dicen que el niño comienza a mentir a partir de los 2-3 años de edad, simplemente para adaptarse a su entorno social, ya ven querid@s amig@s.
Y somos los mayores los que animamos a los pequeños a seguir tales conductas con nuestro ejemplo:
- Pablito, dile a la tía Laura lo mucho que te ha gustado la camiseta que te ha regalado. Dale las gracias cariño. Cuándo sabemos perfectamente que el niño ha dicho que es horrible y que eso no se lo pone. 
- Ana tesoro, dile a Juan que estás deseando que venga a tu cumpleaños. Y Juan es un pesado que a la niña no le gusta nada y le rompe las muñecas, pero como es hijo de nuestra mejor amiga... Pues... No coment.




De niños comenzamos a mentir por diversas circunstancias y, alrededor de los 7 años, tenemos perfectamente asimilado que hay cosas que no necesitan ser reveladas y... Aprendemos a fingir, incluso nos divierte. Así somos los seres humanos ( según los expertos).
Mentimos para no ser castigados, para quedar bien, para impresionar, para resolver un problema... Incluso para agradar a otros.

La mentira es un arma de supervivencia, un mecanismo de defensa que, se aprende bien temprano.




Me ha llamado la atención descubrir que los individuos más capacitados para la mentira poseen un 25 % más de materia blanca cerebral que los más honestos. O sea, cuánto más grande es el cerebro ( no la cabeza, ojo ) más capacidad tendremos para mentir. 
Es curioso, no cabe duda. lo dicho, la mentira es " todo un arte".
Incluso las personas más sinceras y honestas mienten varias veces al día:
- No he podido enviarte ese correo ( Sí he podido pero preferí ir a la peluquería... )
- Te sienta fenomenal ese vestido ( No me gusta nada, qué cosa más cateta).
- Qué mono tu niño ( si no tuviese esas orejas de soplillo a imagen y semejanza de su padre )
Etc... Etc...
Mentirijillas piadosas, que se dice, y a veces, no tan piadosas...




Mentir tiene sus riesgos. Es un juego peligroso y el que juega... Debe aceptar las reglas de juego.
El que miente y le sale bien, vuelve a mentir. Una y otra vez. Consigue sus objetivos sin esfuerzo aparente y eso genera adicción.
El mentiroso se acostumbra a tener éxito con su conducta delictiva y se autoconvence de algún modo de que ese es el mejor camino para conseguir sus objetivos.
La mentira con éxito es adictiva.




Pero... ¿Qué dice la ciencia acerca de detectar, desenmascarar, descubrir a un mentiroso?
¿Cómo podemos saber si una persona nos miente o nos está diciendo la verdad?
Pues, queridos y queridas... No hay ciencia exacta ni verdades absolutas en la investigación científica acerca de la mentira.
Es cierto que mentir, suele generar cierto nerviosismo, pero el mentiroso compulsivo, el sujeto más capacitado para este arte, es capaz de controlarlo y, por lo tanto muy difícil de detectar.
También se dice que es fundamental atender al lenguaje no verbal. a los gestos de la persona.
Esto puede tener relevancia, pero no siempre es concluyente.
No podemos interpretar que nos miente por signos de nerviosismo (lenguaje no verbal) de una persona que suele rascarse la nariz, tocarse el pelo o parpadear demasiado habitualmente. eso es normal en ella... 
El lenguaje no verbal sólo es relevante a la hora de detectar una mentira si conocemos mucho a esa persona, sus gestos y comportamiento habitual.




Aunque no siempre es concluyente, lo normal es que la mentira genere cierto nerviosismo y tensión que se reflejen en el lenguaje no verbal de la persona, en su modo de actuar, en sus gestos.
Así que, para atrapar a un mentiroso... Debemos tener en cuenta que:
- Se suele poner a la defensiva. Ante nuestras preguntas inquisidoras no coopera, se muestra evasivo.
- Hace pausas no acostumbradas en su charla ( tiempo para pensar sus respuestas).
-Evita el contacto visual. trata de no mirarnos a los ojos para no sentirse vulnerable.



- La mentira aumenta la tensión arterial, la actividad cerebral y el ritmo cardíaco, por lo que la respiración se hace más rápida.
- El mentiroso trata de evitar ponerse frente a su interlocutor, elige siempre un lado y cruza brazos y piernas para sentirse autoprotegido, a salvo.
- Suele poner una barrera física con su interlocutor: un bolso, un libro, lo que tenga a mano.
- Hace gestos que no suele hacer: Rascarse la nariz, tocarse el cuello, parpadear mucho, sonríe con la boca pero no con los ojos, aumenta las pausas en su conversación, para tener tiempo de pensar las respuestas.
- Pide que le repitamos la pregunta, para pensar bien la respuesta que nos dará.... 





Estas son sólo algunas de las señales auditivas o visuales que debemos tener en cuenta a la hora de atrapar a un mentiroso o mentirosa. 
Como hemos dicho, no hay ciencia exacta en este terreno. No hay reglas que funcionen al cien por cien, sino indicios.
La realidad es la de siempre, la complejidad de la conducta humana. 
En nuestra mano está valorar lo que queremos, lo que compensa o no compensa, lo que vale o no vale la pena y dónde poner nuestros límites según la envergadura de la mentira.
El arte de mentir. Olé.




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